Mirando a lo lejos...
¡vemos un buen futuro muy cerca!
¡Suerte!
Bonito ¿verdad? Pues... os pongo en situación: bien es cierto que, este es el título que he elegido para el artículo de esta semana sin embargo... siendo sincera, y en honor a la verdad, igualmente tengo que deciros que el motivo que me ha llevado a que así sea es una ‘tarjeta de felicitación’ que cayó en mis manos por casualidad, que llamó mucho mi atención y que, desde el pasado lunes, 21 de Mayo, tengo conmigo.
Me ha hecho tanto en lo que pensar que... no quería dejar pasar la ocasión y desaprovechar la oportunidad de compartirlo con vosotros. Eso sí, para ello (y con la imaginaria autorización de su creador), he decidido ‘apropiarme’ momentáneamente de su título para lanzarme a la aventura una vez más en mi exploración con vosotros!
¿No os parece que, a veces, el solo hecho de pensar en mirar a lo lejos ya nos provoca vértigo, simplemente por ser algo que, de entrada, desconocemos, descontrolamos o nos tambalea y consigue desorientar, porque nos sitúa en un punto plagado de incertidumbre con respecto a ese en el que nos encontramos?
Pues... tranquilos porque cada una de esas sensaciones que, en el fondo, lo que hacen es generarnos intranquilidad y malestar, en realidad, son pasajeras y bastante efímeras, porque ese mirando a lo lejos... promueve todo lo contrario, y conlleva algo bien distinto a todo lo antes mencionado. Tanto es así que, si leéis atentamente lo que a continuación voy a ‘deciros’, estoy convencida de que... ante la duda no tendréis duda, puesto que tal y como el propio título del principio indica: Mirando a lo lejos...
...impulsamos el despertar de nuestro letargo.
...(re)activamos nuestra visión de futuro.
...dejamos volar nuestra imaginación hacia donde quiera que sea que pueda llevarnos.
...damos rienda suelta a nuestros deseos y anhelos más profundos.
...mantenemos vivos nuestros sueños e ilusiones, con la firme convicción de hacer posible lo imposible.
...alimentamos nuestro vital espíritu de inconformismo, puesto que es el que nos satisface la necesidad de acallar cada una de las múltiples y malsanas inquietudes que nos asaltan.
...estimulamos nuestra condición natural de evolución y crecimiento, con la que poder ver colmada nuestra curiosidad por saber y conocer.
...abrimos un sinfín de posibilidades a través de las que derribar muros y traspasar nuestros límites.
...encontramos ‘la puerta clave’ que nos da paso a cada una de las infinitas oportunidades que la vida nos depara y nos tiene preparadas.
...potenciamos la valentía, entusiasmo y coraje necesarios con los que afrontar y enfrentar cada uno de los nuevos retos y desafíos que nos autoimponemos.
...despertamos nuestra con(s)ciencia que, por otra parte, es la única capaz e indispensable a la hora de lograr que vislumbremos el conjunto de todo lo anterior.
...(re)activamos nuestra visión de futuro.
...dejamos volar nuestra imaginación hacia donde quiera que sea que pueda llevarnos.
...damos rienda suelta a nuestros deseos y anhelos más profundos.
...mantenemos vivos nuestros sueños e ilusiones, con la firme convicción de hacer posible lo imposible.
...alimentamos nuestro vital espíritu de inconformismo, puesto que es el que nos satisface la necesidad de acallar cada una de las múltiples y malsanas inquietudes que nos asaltan.
...estimulamos nuestra condición natural de evolución y crecimiento, con la que poder ver colmada nuestra curiosidad por saber y conocer.
...abrimos un sinfín de posibilidades a través de las que derribar muros y traspasar nuestros límites.
...encontramos ‘la puerta clave’ que nos da paso a cada una de las infinitas oportunidades que la vida nos depara y nos tiene preparadas.
...potenciamos la valentía, entusiasmo y coraje necesarios con los que afrontar y enfrentar cada uno de los nuevos retos y desafíos que nos autoimponemos.
...despertamos nuestra con(s)ciencia que, por otra parte, es la única capaz e indispensable a la hora de lograr que vislumbremos el conjunto de todo lo anterior.
A todo lo dicho, resulta estrictamente necesario incluir un destacable añadido al que dedicar una mención especial, tan sólo, por tratarse de algo que, aún estando en desuso e incluso hasta en el propio destierro del olvido, debemos tener muy presente: altas dosis de esperanza y fe en las que apoyarnos y de las que salir más reforzados que nunca, para proyectar lo mejor de nosotros mismos, y a través de cualidades casi obligadas como son nuestra paciencia, perseverancia, tesón, empeño y esfuerzo por el logro de aquello que sea lo que hayamos sido capaces de ‘divisar a lo lejos’ donde... por muy malos que puedan ser los escenarios y condiciones que nos rodean y/o nos envuelvan, no nos olvidemos nunca de que, aún ahí, lo realmente importante es que confiemos, que tengamos fe y que creamos firmemente y con determinación aquello de que “mirando a lo lejos... podemos ver un buen futuro muy cerca”.
Eso sí, hacedme un favor: para todo aquel que, en estos momentos, mirando a lo lejos no vea nada (o no sea capaz de hacerlo) debido a las circunstancias en las que pueda hallarse inmerso, que esté sufriendo o que pueda estar atravesando en este preciso instante, por favor que... guarde la calma y que se obligue de lleno a hacerlo una y otra vez pero... mirando con otros ojos, que resulten mucho más potentes y mucho más hábiles a la hora de ver cómo construir su futuro sin necesidad de aguardar el mañana puesto que, si así lo quiere (por muy complicado o difícil que sea), lo único que tiene que hacer es lanzarse a la acción, dar un paso al frente, ponerse manos a la obra y comenzar a hacerlo, sin más.
Lo sé: ¿cómo lograrlo cuando convivimos y experimentamos de forma habitual todo eso?
Pues... desde mi punto de vista, básicamente, con 3 cosas:
- Mucha fuerza (anímica, emocional y psicológica).
- Mucha (constante y continuada) práctica para cada uno los elementos que previamente hemos detallado en materia de ese ‘nuestro mirando a lo lejos’ y,
- La más importante, además de la poderosa e influyente en nosotros, nuestra persona y nuestro entorno: Actitud.
Si por cualquier motivo carecemos de alguno de los tres, tranquilos, no pasa nada, podremos crearnos el hábito hasta que logremos realizarlo de forma espontánea, casi sin esfuerzo y a través de algo totalmente disponible y al alcance de nuestras posibilidades: práctica, práctica y más práctica.
Otra cosa no pero... mirando a lo lejos... desde luego, ¡vemos un buen futuro muy cerca! donde, para ello, la suerte, además de ser deseosa y como golpe de fortuna, también, es algo que termina por decantarse a nuestro favor, dejando que seamos nosotros quienes decidamos ser los dueños de nuestro destino. Así que, sólo por ésto: ¡Buenísima Suerte a todos!
Cristina Moltó
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